martes, 1 de julio de 2014

62.





Cae la noche levemente
el humo es el anfitrión en este cuarto.

Ojos rojos, párpados pesados
no había necesidad de fumarse otro.

Pero con tal de que pase el rato
que más da…

Sólo quiero
tocar esa neurona que nunca deja de funcionar.

Pero sólo tengo buena puntería
con las escopetas de feria trucadas, así que tú verás.

Ya no te escribo pero sigo
acumulando los versos por si algún día vienes.

Tiene cojones que seas tú
mi única asignatura pendiente.



lunes, 28 de abril de 2014

61.








Hay días que no se escribir
y sólo se comunicarme
a través del piano, con un lenguaje
limitado
pero a veces más eficaz.

Hay días que se juntan con domingos
y sólo puedo vernos haciendo el loco
por las calles de Madrid
como si estuviésemos en un videoclip
de un grupo pop a cámara lenta.

Hay días en que vivo en el sueño de la noche anterior
y sólo recuerdo en que estábamos conectados
en una realidad paralela ajenos a lo demás
pero es suficiente para
hacerme pasar el día echándote de menos.

Hay días en los que sigo escribiéndote desde la distancia
y sólo pienso en las estupideces que hago continuamente
por evitar poner la realidad de frente
y enterrar de forma permanente
todo aquello que tenga que ver con tu energía.

Hay días…

Últimamente todos son ese día.


sábado, 5 de abril de 2014

59.





¿Qué será de su vida?
Me intriga saber
qué hace por las mañanas
si todavía le huele el pelo
de aquella forma
tan inconfundible.

Me pregunto
si sigue haciendo
los mismos ruidos en la cama
y si por fin ha dejado
al amor entrar por su ventana.

También me pregunto si recuerda
aquellas fugaces noches
cuando todos se iban a sus casas
y para nosotros la noche
había sido demasiado corta.

¿Leerá las poesías que le escribí
y se acordará de cuando jugaba
a quitarme el aliento
con miradas?

Seguramente no te acuerdes
como yo me acuerdo
de todas esas cosas
(ni algo se te muera dentro
cada vez que pasa)
y por tu vida haya pasado el tiempo.

Y ahora otro te hace gemir.

Pero jamás.
Repito, jamás
te habrán mostrado
el lado más bello de la niebla.


58. Tus ojos son como un agujero negro





Hay un punto muerto
en el vacío
que me atrae hacia él
constantemente.

Un agujero negro
en el espacio-tiempo.

Es tan oscuro y redondo
que en cierto modo
me recuerda a tus pupilas.

El humo de los canutos que me fumo
también es absorbido
al igual que los versos perfectos
que olvidé anotar.

Hay un agujero negro
que no me deja ni siquiera
pensar en otra cosa.

Hay un punto muerto
que está tan vivo
como los recuerdos bonitos
que tuviste alguna vez.




lunes, 10 de febrero de 2014

57.






A veces vuelvo a pasar
la noche en vela deambulando
en mil pensamientos
y dando vueltas en la cama
hasta que es demasiado tarde
como para no darle importancia.

A veces, reconozco, que paro
demasiado en tus labios rojos
pero solo en sueños rozo
algo tan mágico que no puedo recordar.

Es odioso estar enganchado
desde la distancia y en la sombra
pero mucho peor sería
vivir cerca tuya sin poder
disfrutar de un viaje en la montaña rusa
de tus caderas
todas las noches después de cenar.

No es que quiera simplemente hacer
lo que todos quieren
hacer contigo:
yo quiero ser experto
de cada pliegue imperfecto de tu cuerpo
e ir trazando de memoria
un mapa táctil con mis dedos
y que la noche no acabe
cuando acaben nuestros cuerpos
sino que acabe cuando
culminen nuestros cerebros.

Y a la mañana siguiente
eso de ‘buenas noches’
habrá sido verdad
sin que importe el mal aliento
ni la cruda realidad.

Porque no hay nada tan bello
como recordarte temblando
tan nerviosa como yo
cuando nos dimos el primer beso
pero todavía lo hace más perfecto
saber que no se va a repetir.

Por eso es que cada vez
que me doy un golpe
bebo un trago
o fumo un porro
espero que no haya
roto la conexión neuronal
que corresponde a ese momento.